Nataly Noboa (Quito, Ecuador. 1990) Aprendiz de traducción y profesora de chino. Su libro Sibila fue ganador de los fondos concursables de literatura del IFCI para su publicación (2023). Es parte de la antología poética de México – Ecuador Diásporas del abisal (2022). Participó en el Festival Poetrónica de Perú, con el videopoema Ángeles Pintados (2023). Fue coordinadora de proyectos en Machankara, con quienes editó varios libros sobre la ancestralidad del agua.
Alacranes en el álbum familiar
Soy una madre simplona
a medio tiempo
en una casa que tiembla en mis manos
cristal resonante
espantasueños al viento
en los dinteles
mi madre y mi abuela me buscan un padre
entre los huesos apilados de mis amantes
prenden la hoguera
pico cebolla
los objetos que puse en mi departamento
brillan como hijos recién caídos en mis brazos
los hombres de mi familia son recuerdo torcido
susurro en el pecho pedregoso
Traigo centenares de cuencos a cuestas
roídos por nonatos con cara de rata
El cuenco de la abuela
refracta cuerpos blandos en placentas de vinagre
Los trastornos son cosa burguesa
dice Amanda
nosotras solo somos baba animal
y la lengua que la devuelve a la boca
Las niñas bien cuidadas tienen sacapuntas
de conejitos
las madres ejemplares planchan vestidos
y hacen coletas perfectas
mi madre y yo observamos las piedras desnudas
de nuestros cuerpos
alimentamos demonios de sangre
El abuelo camina por los pasillos
tiene la boca descosida
guarda en su caja de madera
una perra de tetas peludas que camina en círculos
con el sexo calcinado
el abuelo es un monje oscuro
buscando salir del samsara
puñado de tierra en la garganta
color de atardecer en las comisuras.
Esodérmico
Ciclo natural, juego de olvido extendido
armonía
música de huesos que crujen mientras se desintegran
Eterno silbido en diferentes ondas
silencio
sonido de caracol en la profundidad telúrica
como es arriba es abajo
|no hay arriba ni abajo|
Los días son hojas arrancadas sobre la mesa
caminar que percute la memoria profunda
hilos melódicos que se enredan y desbaratan
Gusano danzante
cuerpo de barro en el barro
canto de entrada al silencio / semilla
emitiendo su propio sonido al romperse.
Mi abuela en la orilla
Acompáñame abuela
a la terraza vacía
donde nuestros esqueletos bailan
Prefiero olvidar tu silencio
recordar el seno sin leche pegado a mi boca
las canciones altisonantes y la desnudez en la bañera
Me he quedado sin palabras abuela
Soy un remedo extraño de existencia y nostalgia
Pero no quiero volver
Nunca pienso en el retorno
una vez decidida la partida
Sin saber, ya había partido a este momento en que te recuerdo
Había partido a todos los momentos cuando te recuerdo
Y te vuelves ilusión construida a retazos de risas ahogadas
de abrazos dados a medias
No sé dónde estás
y sin embargo no puedo dejar de soltar el cauce de mi cariño
a las estrellas de tus manos
Resoñar la vía láctea de tus senos marchitos
Tu matriz formando la carne que me olvidaría
al grabarme sus gestos
¿Quiénes somos, abuela?
Me abrazas con el pensamiento como a la hija que no tuviste
ni tendrás
Me recuerdas todos los días
al igual que yo recuerdo a mi hija
o a mí misma
cada una en su orilla.
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