MARIANNY CONDE (Yaracuy, Venezuela, 1993) es una escritora y poeta, fundadora del podcast de difusión literaria Bajú (@bajupodcast). Es autora de las plaquetas Este ser Transmigrante (Buenos Aires, Argentina, 2021), El Nahual (Buenos Aires, 2020) y Estatigrafía de la Nostalgia (performance en vivo).
Nota de la autora: Los poemas que comparto aquí son parte de la performance Estatigrafía de la Nostalgia, una presentación acompañada de música experimental. En esta obra, exploro mi vida desde una perspectiva más amable y artística, sumergiéndome en historias familiares lideradas por matriarcas que dialogan con plantas y encuentran en la naturaleza una fuente infinita de inspiración. Mis versos se dedican a mujeres que se aman, celebrando con orgullo mi pertenencia a la comunidad lgbt y la búsqueda constante del arte como pulsión de vida.
UNA TAZA DE CAFE
Un sorbo al despertar
me sabe a arcilla caliente
a manos sucias moldeando la perfecta asa
Un sorbo, me huele a pintura secandose
a ojos cansados y columnas dobladas.
Una taza de cafe
Ruega porque no sea un vaso de papel
donde escriben tu nombre,
esos huelen a contaminación a entropia
a basura maloliente
a vagas manos hablando de calentamiento global
mientras en sus bocas descansa un sorbo de café y un verso falaz.
Una taza de cafe
Huele a metal, cuando detrás muy detrás
huele a manos nerviosas automatizando bestias oxidadas
Una taza de cafe
se siente a campo abierto de finas espigas
huele a sudor a risas
a trabajo forzado y mal pagado
a máquinas masticando y escupiendo
azúcar una y otra vez.
Una taza de cafe
Evoca mis recuerdos
tus manos almendradas
tu venas azules expuestas
hablando con las plantas
con los granos: tu si, tu no, tu si, tu no, tu si.
Me hace verte secando granos
en una lámina de zinc al aire libre
A molino nuevo a pilón viejo
a camisas almendradas
a alpargatas blancas y sombrero verde
Una taza de cafe
ven ojos en despedida
una taza de cafe
Huele a complicidad: Un guayoyito por favor que sufro del corazon.
los abrazos se fueron, las plantas se secaron
los ojos se apagaron.
AL OHM
Palpitaciones irradian de tus manos infinitas.
Las siento dentro de mí: saltan, beben, respiran.
—Y tú allí, en la esquina, viendo mis formas, sabiéndote
imposible de reflejar en mí y a la vez
proyectándote en todas partes a tu antojo,
a veces infinita y al mismo tiempo nada.
Te veo, te acepto, te abrazo.
Te anudo entre mis cabellos.
Te muestro mis pliegues, mis costuras, mi lado más sensible,
y tú te meces, gimes, jadeas, vuelas, te desinflas y caes en mis piernas.
Al escuchar mis historias, brota sudor de tu frente, y yo lo bebo.
Entra nuevamente en mí una parte de ti provocada por mí.
Somos en ese momento de entendimiento y conciencia
un cúmulo del todo, de secreciones, de sustancias,
de partículas, de moléculas bailando, abrazándose y acordándose.
Nos despedimos y luego volvemos a la búsqueda de no saber qué buscamos.
ELLA
Ella tiene en la punta de los dedos
ojos que espían los rincones
de mis oídos y ve los dientes,
masticar las palabras que son
importantes.
Ella ve los mares de mis pensamientos,
navega conmigo.
Ella levita a mi lado en las noches.
Ella es dueña de las sonrisas matutinas.
Ella es vientre tibio de mis esperanzas
por la humanidad.
Ella toma con sus manos mis cabellos
y los convierte en lianas
donde se mece con el viento.
Ella es un volcán que hace erupción
en mi abdomen.
Ella es infinita.
Ella me deja invernar en su ombligo
en los días fríos.
Ella no es una,
ella es muchas.
Ella no es de ella,
ella no es mía.
Ella está conmigo.
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