CARLOS SARAVIA AGUAYO vive en Santiago de Chile y es licenciado en literatura.
REALIDAD PIGMENTADA
Calcetín colorado manchado con ansias.
Felino veloz y rabioso.
Miradas teñidas de rojo.
Anochece rosado y comienza el trabajo:
afila su carne roñosa;
dispara amenazas de moda.
Rebelión sorpresiva a sus cuentas gigantes.
Mantel embriagado se llueve.
¡Qué el modelo dormido se seque!
Orinado en la cara por gente de altura.
Fisura en mirada amarilla.
El astro, quemando, denigra.
Espantado en distintos caminos cercanos.
Niñez pasajera y olvidable.
Anhelo a rebotes errantes.
Imposible tener ambiciones sin pus.
Enfermo, aspirante a mediocre,
respira sonidos sinsabores.
Despedir los colores ineptos y absurdos.
Olimpo en la torre Trade Center.
Cajón del tesoro en retrete.
Descansar es de muertos, débiles, y hambrientos.
El verde respira en la nuca:
«comprar y vender», le susurra.
¡Inservibles! caminan por tablas quebradas,
orando a billetes extraños
¡abandonan sus sueños ahogados!
LA TONTERA
Allegado y cesante con tele gigante.
Hedores que sacan de casa;
copete lujoso en las bancas.
Alumbrar los delitos a vistas foráneas:
rugido ignorante de efectos,
opaco, delgado y severo.
Delinquir escondido a la vista de todos.
Correr de los guardias malignos.
¡Sacar a quiniento’ el trencito!
Oprimido que quiere oprimir con la lengua.
Creer que la pala compensa;
tarjeta ilusoria condena.
Sujetado a promesas históricas fijas.
Firmar un contrato obligado.
Confiar en tramposos de antaño.
Suponer que los cambios responden a méritos.
Reclamo ordenado en su puesto;
respuesta borracha a destiempo.
Torturar a los flojos les hace crecer.
¡Los Rotos risueños atracan!
Chalé protegido con armas.
Envidiosos merecen la muerte o el exilio.
Silueta ladrona vomita
las joyas manchadas con ira.
Ostentar resultados infieles al mártir:
mostrar el Ferrari a empleados.
¡Negar dignidad en los pagos!
NEOESCLAVITUD
Precisar las monedas de forma constante.
Quitar excedentes a golpes.
Instinto filoso da cortes.
Pernoctar encerrado en periodos de culpa.
Barrote en la casa que asfixia.
Cubrir escasez con pastillas.
Maratón concurrida premiando al lobezno.
Masiva idiotez que encarcela.
¡Uniones de lana se aprietan!
Fosforece en el hueco del techo estrellado.
Leer y creer en escritos.
Maestras destruyen destinos.
Levitar evitando el barrial con insectos
El cielo intocable vigila.
Ninguna certeza en la vida.
Apelando a nación que reparte migajas:
comida barata que enferma.
La inercia robusta congela.
Amarrado a la bolsa, colgando y risueño.
El dólar en ojos anula.
manejo de yates a oscuras.
El pijama es un terno de marca italiana.
Pegado a oficinas sin astros,
se duerme mirando el teclado.
Los millones empujan los actos a diario.
La cena opulenta que alivia.
¡Chequera lapida familias!