ANDRÉS PARÍS MUÑOZ – LA MUERTE DEL ÚLTIMO HOMBRE Elí Urbinaseptiembre 13, 2021septiembre 13, 2021Poesía panhispánica, Revista Navegación de entradas PreviousNext Andrés París Muñoz (Madrid, 1995) es Graduado en Bioquímica y estudiante de doctorado en Biociencias moleculares por la UAM con una beca de “laCaixa”. Además, ha disfrutado de una de las becas del Ayuntamiento de Madrid para hacer una estancia durante el curso 2019-2020 en la histórica Residencia de Estudiantes. Es autor de tres poemarios, Sonetos y velas vanguardistas (Círculo Rojo, 2011), Entre el infinito y el cero (Poeta de Cabra2, 2015) y Como nace el agua (Huerga y Fierro, 2020). Ha participado en varias antologías: Cuaderno de bitácora. Antología de la Tertulia Rascamán (Poeta de Cabra2, 2016), Arrecife de naufragios. Segunda Antología Saigonista (2016), Madrid en trazo y verso (Séxtasis Ediciones, 2017) y De viva voz. Antología del Grupo Poético Los Bardos (Ediciones de la Torre, 2018).También, ha publicado artículos en la sección Madrid del periódico EL PAÍS y poemasen revistas literarias como: Principia, Luces y sombras, Cuadernos del matemático. Suobra poética ha obtenido algunos galardones, entre ellos, el Primer Premio de Poesía VPremio Poeta de Cabra y el Primer Premio de Poesía Lanzadera de poesía delAyuntamiento de Madrid 2017. En 2013 resultó finalista de la III Olimpiada de filosofíade la Comunidad de Madrid y en 2019 y 2021 fue finalista del Certamen de JóvenesCreadores del Ayuntamiento de Madrid. SENCILLEZ Es todo tan sencillo. El hospital de enfermos terminales el tanatorio y la incineradora, enlaces de un solo puente. Y el mar, rodeándolo todo. (Del libro Entre el infinito y el cero, 2015). LA POESÍA Si quieres que cumpla su objetivo imagina que la escribe tu mejor poeta. (Del libro Como nace el agua, 2020). ROJO Y MÁS ROJO I Diario de Burgos (29 de abril de 1937) Es ahora río y gasolina. Las hordas rojas del miedo dicen que mis manos han pegado. El incendio no me olvidará los ojos. Soy tan noble como cualquier ángel y es infame atribuir a lo heroico la proyección del puñal en el barro, su propia sombra enterrándose. Cuando niebla, recomienda todo pájaro no abrir la llave del fuego, arder las paredes y espacios recogidos, toda una vida, por la boca. Ayer, la única luz, de la tierra, y ningún vuelo programado por la frente. Hoy, ámbar el cielo, y las fotografías reblandecen la sangre informe de mi hermano. Es ahora un celeste sobre la Santa ciudad de los hombres, la vergüenza al beber o vivir hasta que la lluvia —como si fuera tiempo— siga marcando el paso. Es ahora una patria serena, tranquila, libre, feliz junto a mí. Es ahora asesinos, martirios, incendios destrucciones y el caos llevado a toda parte. Es ahora, yo. II Euzkadi (diario de Bilbao, 5 de mayo de 1937) Comprendo tus actos, las emisoras y periódicos han endurecido mis dos pechos. No sé qué mundo permite tus pies fantásticos extendiendo al horror una silva. Leo tu huella, no por qué culpas la sangre o las calles —que son inocentes— que niños, mujeres, ancianos y religiosos habitan. Tienes que negar. Qué otro camino has tomado. (Poema ganador de la Lanzadera de poesía 2017 del Ayuntamiento de Madrid). Último hombre Hay cielos grandes o pequeños, depende de la fe o el planeta. Los que temen lo justo y necesario eligen uno de los dos adjetivos. Goter a es tiempo. Dejas huellas solo cuando levantas el pie —no por lo que arda o afile las hojas— y la arena de un reloj te puebla hacia el pasado. Futuro y sombra empequeñecen una vez tierra junto a las hormigas. Mientras cribas historia el espejo vive piedra y el trabajo, polvo Sísifo, reconocimiento que recordarán las cosas cuando lo reciente sea olvido y estén cansadas de viajar las flores. Tantos sueños y nubes que ahora cuando miras, la misma pérdida. Ser esdrújula o explicarte. La muerte del último hombre jamás será confirmada. (Del libro Como nace el agua, 2020). Facebook Twitter