carmen r. marín es autora de los poemarios Salvahuidas (Erizo Editorial, 2013) y Encamadas (Trabalis, 2020) y del libro de textos híbridos Cosmogonías y otras sales (Editora Educación Emergente, 2019 y Editorial Corpus, 2014). ganó el premio del Certamen de Poesía José Gautier Benítez en el 2012, y fue una de las autoras puertorriqueñas invitadas a la edición de 2014 del Festival de la Palabra en San Juan, Puerto Rico. es una de los veinte escritores y escritoras puertorriqueños galardonados en 2021 con la beca Letras Boricuas que otorga The Andrew W. Mellon Foundation junto con la Fundación Flamboyán y el Fondo Flamboyán para las Artes.
monumento a la maternidad (o estampitas de una guerra sucia)
centro de detención clandestino #1
mi madre tiene una colección infinita de guijarros
arreglados en línea sobre el alféizar de la ventana;
dos se colocan en sus zapatos cada día
antes de la ronda blanca en la plaza.
la melancolía y la culpa no dan abasto.
centro de detención clandestino #2
mi mama tiene un hijo gorila.
durante aquellos años,
sacaba a pasear la vergüenza con lazo
esperaba paciente que meara cada árbol;
ya en casa, baños de asco y pómez,
mirar con horror el vientre baldío
como si fuese el apéndice de otra diosa milenaria.
ha dejado de barrer
por si halla en una esquina
la línea rota del dónde fallé;
sueña que junta sus extremos,
el vástago deviene hombre bueno
que no secuestra ni tortura ni mata
y los jóvenes arrestados no la invocan puta
cuando les revienta el alma contra la picana.
centro de detención clandestino #3
mi mamá dio cuarenta vueltas al mesón en la escuelita;[1]
las mías se multiplicaron en su matriz abollada.
no tenía nada que pasear alrededor de la mesa
ni lazos ni arrugas ni secretos ni trovas.
acaso puños cerrados en el túnel que conducía a mi cuerpo
y el tacto de sus yemas sobre la madera tosca y pegajosa.
nuestra vida colgaba de aquel cordón.
bailé con él. piruetas.
entonces sus piernas se pintaron de marrón espeso
una caravana de coágulos
me despidió cianótico por sus muslos.
los compas tuvieron que pisar sus charcos.
otro día será el hombre nuevo.
nunca el odio fue tan feliz.
[1] …donde llegó graciela, ojos vendados, panza enorme a punto de big bang, obligada a ejercitarse alrededor de la mesa, evitando la espontaneidad del aborto justiciero.
diccionario de palabras inescrutables II
MUERTE
- lo que ocurre entre la primera y la última línea del bolero.
- la huésped semiconvidada de la convivencia en pareja.
- la gemela de un tipo que llamaron amor y que se empeña en opacarla con lindezas transitorias.
- el tránsito a lo desconocido que sucede al recibir tres balazos en la nuca.
- el anhelo de la mujer de piernas amputadas cuyo amante las incrustó con aquel auto en la pared del negocio de comida rápida (no es imprescindible que el acusado siga impune para que se provoque el sentimiento descrito).
~ chiquita
la que se compra en las tiendas de juguetes para adultos. (dícese también de la que ocurre cuando la vejiga suspira ante la vista del retrete, luego de haberse contraído por horas en el tren.)
~ grande
la que se compra en los almacenes de ventas al por mayor, bien sea congelada o enlatada. nunca será envuelta o empacada en bolsos plásticos, para conveniencia del dueño de la franquicia, quien aducirá que de esa forma contribuye al bienestar del planeta.
EFEMÉRIDE CUARENTA Y DOS
otro cepillo de dientes
se ha instalado en el baño
y ese gesto
monumental
es un himno a
los ritos rotos a
los miedos espantados a
la vida revuelta
en una fotografía
que se toma desde el techo
y reconoce trajes
pendientes
tacones
pantaletas variopintas
despilfarro de sensualidades
en el marco de la puerta
del cuarto de baño
y un rastro de olores
hasta la cama
que a estas alturas
se ha quedado ya sin lados
la efeméride cuarenta y uno
fue sacudir
el óxido en las payasadas
llamar al diablo
y verlo venir
ser de hecho
pelada por el gas
que pela
pero esos
son otros veinte pesos.