CRISTIÁN BRITO VILLALOBOS – EL CAMINO AL AMANECER Elí Urbinaagosto 18, 2020agosto 18, 2020Poesía panhispánica, Revista Navegación de entradas PreviousNext Cristián Brito Villalobos, Antofagasta, Chile, 1977. Es periodista de la Universidad Católica del Norte y Magíster en Letras Mención Literatura de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Ha publicado los poemarios Palos de ciego (Ed. Escritores.cl, 2010); Papeles en los bolsillos (Mago Editores, 2012); Mala poesía (Ed. Cuarto propio, 2015); El estado de las cosas (Ed. Cuarto propio, 2018) y Sala de espera (Lord Byron Ediciones, Madrid, 2019). Poemas de su autoría han sido incluidos en diversas antologías de España, Perú y Chile. Actualmente reseña libros para el periódico La Estrella de Valparaíso y para la revista Cine y Literatura. La piscina Una vez tuve un sueño era niño soñé que mi mejor amigo se ahogaba en una piscina me lanzaba a intentar salvarlo lo tomaba de sus brazos pero él era grande y empujaba hacia abajo recuerdo que ya muy sumergido me miraba y sonreía desde el verde profundo luego salían burbujas de su boca y finalmente cerraba sus ojos hoy recordé ese sueño mientras miraba el bosque iluminarse de verde con el sol de un nuevo día El camino al amanecer La noche pesa sobre el pavimento un hombre pedalea apresurado robustas nubes cubren el horizonte/ Al fondo está el mar tal vez llueva calles desiertas el eco pesado del silencio y 2 perros correteando se persiguen se olfatean el culo y dan vueltas en círculo pronto saldrá el Sol los perros corren tras el ciclista que apresurado pedalea vaya uno a saber dónde va a estas horas de la mañana La enfermedad Había una vez un niño que escribía no importaba dónde así, paredes, hojas y hasta murallas estaban llenas de sus poemas Su madre lo encontraba lindo, sentía que era un chico especial sensible. Estaba orgullosa Lo que nadie sabía era que el niño en realidad no quería escribir pero había una fuerza como un rayo que lo atravesaba un golpe de corriente que lo obligaba a coger un lápiz y escribir El niño creció y esa facultad nunca lo abandonó así, aquel niño que escribía sin poder parar continuó escribiendo y se hizo poeta Se publicaron sus libros ganó importantes premios viajó por el mundo Pero había algo que lo inquietaba y se producía en la noche Sin hacer mucho ruido se levantaba y buscaba un libro leía poemas de otros autores se estremecía a veces lloraba le dolía la poesía ya no quería ser poeta entonces aquel niño que nació poeta decidió matar a su infancia El hombre que escribía poemas enfermó Una extraña fiebre lo acechó fue al médico y lo dejaron en el hospital murió días después A esa misma hora un poeta joven lo recordaba homenajeándolo ese poeta entendía esos poemas también sufría de esos rayos y sabía que era una enfermdad sin cura Pero él, no tenía miedo Pasó en Chile Lo agarraron en su cama Estaba dormido Un rifle en la nuca lo despertó Lo golpearon Vendaron sus ojos Lo subieron a un camión Murmullos era lo único que escuchó No sabía dónde los llevaban Tenía miedo El camión se detuvo Al bajar lo azotaron con una luma Cayó al suelo En el calabozo pensó en su madre Lloró tan sinceramente que tembló No rezaba hace mucho tiempo Pero lo hizo Pidió no sufrir Por la mañana lo despertaron con gritos Los llevaron a un terreno abierto Le ordenaron cavar un hoyo profundo Sería su tumba Cubrieron su cabeza La oscuridad eterna El disparo rompió el silencio El eco flotó por el aire La orden estaba cumplida Secuelas del horror Lloraba por las noches la tormenta se desataba la gente tenía miedo Eran tiempos de locura días de eternas pesadillas Antes de dormir sin falta oraba por sus seres amados la fe, a pesar de todo reposaba ahí como un muerto esperando ser enterrado Oscuridad En completo silencio la muerte observa miedo a la noche Cuando niño caminar en la penumbra era perderse en un camino desértico árido y seco como la piel del difunto El hombre muerto Más temprano que tarde no será recordado y así las vidas se suceden se mezclan La noche llega el día se viste de luto Pies descalzos El árbol envejecerá se derrumbará Es inevitable Morir de súbito el último aliento Pies descalzos chapoteando en posas de lluvia El llanto del hijo al nacer el frío del desierto el sol ausente y como un árbol llegamos y nos vamos Carretera Una roca al costado del camino dice más que los ojos del difunto Silencio A la hora de la muerte sólo quiere oír esta canción entonces abre la palma de una mano la cierra fuerte en un puño y la abre nuevamente de su mano brotó el ensordecedor silencio El fin del camino Y dejarás de ver Ojos apagados Y volarás muy lejos Y sabrás el secreto Será el olvido O el amor por el niño Nada se puede hacer Se entierra el cajón El cuerpo es tierra El alma una nube Atravesada por pájaros Recuerdo El fondo existía era duro botellas en todos lados ceniceros colmados de colillas el hombre poco quedaba del hombre tumbado inconsciente derrotado y estropeado y el hombre ausente que sueña que no es Facebook Twitter