Cristina María Penalva Pastor, natural del Alcalá de Henares. Fascinada por la literatura y la música, hija y nieta de músicos alicantinos. Técnico en Publicidad y Comunicación. Responsable de edición, de la revista escrita Perfiles, de la ONCE. Dieciocho años en la Unesco. Promotora del proyecto Alcalá y su Universidad como Patrimonio Mundial de la Humanidad. Actualmente productora, guionista y conductora del programa “LETRA Pequeña” de la Radio Universitaria de Alcalá de Henares, del programa de Radio Bukowski, “Desde el otro lado del Mar”, del Evento “el 20 a las 20” Encuentro de Poesía, de Planeta Poético, muestra de poetas de Alcalá de Henares. Toda su poesía, cinco poemarios, uno de ellos de poesía mística, es inédita. (A excepción de alguna colaboración en revistas y antologías, el X en San Miguel de Escalada y la reciente antología, traducida al rumano “Horizontes Poéticos”
Durante nueve meses y un día
estuve en el vientre de mi madre
Mi padre la adoraba
Y Ella con ojos de mar turquesa
le envolvía en los mil perdones
Era mayo la hora de comer
cuando empujé el portón hacia la vida
Recuerdo el frío y la dulce leche
Reconocí el infierno de la ambigüedad
Voluptuosos fantasmas me secuestraron
Me adoptaron las playas del mundo
en un recorrido fúnebre
hacia la soledad
donde la pobreza puede
olvidar sus límites
Recuerdo que pasé millones de años
en el vientre de una estrella
me fundí en el corazón de una estrella
Soy hija de Centaurus
lo recuerdo perfectamente
Hay un hilo sutil
Que conecta el tiempo con el tiempo
Un instante para permanecer
Dicen que la vida camina lentamente
cuando al amanecer el jardín se desnuda
entonces aparece un dios
en cada pétalo
y te pide que le contemples
Dicen que en la Pascua resucitan las cigarras
y que tú cantas con ellas
como una siembra
Delante del sicómoro
el estornino recoge ramitas
y pícaro te roza
Dicen que en el otoño
hay un rumor de prados y
de ciruelos y huele a éxtasis
El monasterio en penumbra
recita un salmo y suda sangre de huerto
Y el sol cuando se cuela por la tarde
parece tejer un hábito
que se viste de novicio
Y no es novicio
ni hábito
ni sol
Dicen que tú conoces estos versos
la palabra exacta donde la luna se posa
la palabra con la que nace la lluvia
la palabra como un sueño del Padre
Dicen que hay un rumor en Escalada
que nos recuerda la Creación
el canto melancólico de una abubilla
un verde perezoso que trepa por la fronda
con los ojos cerrados
siempre a solas
en secreto
Almina mía, mi jardinerito
Tú que campaneas gotas de rocío
en la rosa silvestre de San Miguel
dame el rocío de tus dedos
gota a gota
yo las iré mamando gota a gota
con los ojos cerrados
siempre a solas
en secreto
Mis raíces
Mover la masa de pan
de un lado a otro
contra las palmas de las manos
hasta que me bendice
Inspirar las corrientes del océano que
empujan las lluvias
antes que lleguen a tierra
Los matorrales desnudos de artemisa
el saxaul que abandona sus hojas y bebe del oasis
los cactus que acumulan relente en su regazo
la palmera con su penacho de abanico
que recibe la Pascua con salmos
y me abriga con su palmito de flor hermafrodita
Me cuelgo de sus filamentos entre Eritrea Djibouti Etiopía
me visto con el velo colorido de las damas del desierto
y cargo la esencial agua
orgullosa
con ojos que ya me han perdonado
Estas son mis raíces
Quiero contar un cuento
un asombroso cuento
un cuento de hojas negras
y garabatos interminables
un cuento de sugerentes fotos
que hilvanen arrullos inconfesables
He asistido a la muerte
de mis templos
ha sido doloroso
no hay desahogo
habitan mi soledad
leo sus cuadernos
Son como ventanas
que miran hacia adentro
y se repiten rutinarias
Les pongo voz
sabiendo que no sonarán
a verdad
No puedo hacer otra cosa que no sea estar aquí
a pie de cielo
abriendo pasillos largos
con ecos de ecos de sílabas
dispuestos a ponerme alas
y visitar la extrañeza pura
sin fingir que estoy viva
y que soy adicta a ir tirando
miguitas de pan
en cada cuento