Edson Faúndez V. | Carta para una paseante 

EDSON FAÚNDEZ V., poeta y crítico chileno. Ha publicado libros en calidad de autor y de co-editor, entre los que destaca el estudio crítico La oscura casa encantada. La poesía de César Vallejo y Oliverio Girondo, y artículos en revistas especializadas de Chile, México, Perú, Argentina, Italia y España. En el ámbito de la escritura poética, publicó durante la década de 1990 poemas en revistas y antologías. La aparición de Bajo la piel de tu capa (2019) testimonia el cese de un largo silencio y permite imaginar la creación de encuentros fértiles entre su autor y los lectores de poesía. Su segundo libro de poemas, titulado Folletín con desapariciones, se encuentra actualmente en prensa. Ha sido director de la revista Atenea y actualmente es director del programa Doctorado en Literatura Latinoamericana de la Facultad de Humanidades y Arte de la Universidad de Concepción.

 

 

Poemas

 

 

Llueve como hace años

sobre otras techumbres

los ojos que me miraron son tan lejanos

19:06 y no adelanto

el polvo vuelve a los zapatos

que ató su mano

y se me va la cara hasta el vaso

trampa de sal y mordedura

19:04 y no adelanto.

 

 

Entrada 1

 

Una carta que escribió alguien en otro siglo

carta de amor con letra perfecta

seguro la escribió una tarde

como ésta en que copio su gesto

y con mi letra pido tu nombre

y busco en los escombros

escarbando

como debe ser

 

y sólo hallo dos cigarrillos

humo que no supo extinguirse

y guarda una promesa

con tu nombre

que no borró el viento del desierto

tampoco las grandes olas del mar

escribo sólo una carta

tal vez como ésa

una carta de amor.

 

 

Carta para una paseante 

 

 

Me acostumbro a juntar cartas

que no llegarán a tu puerta

o a la cesta de tu ropa

recién lavada

aunque eso ocurra

las dicto igual que ésta

para volver a pasear contigo

por ciudades aparecidas

atrás o adelante de las fronteras

donde te desesperas por fumar

por timbrar el pasaporte

en la única hoja que falta

y por salir caminando

para que la ciudad

salga de los mapas

y tenga secretos

puertas corredizas

subterránea existencia

en peligro de eclipsar

tus enemigos son virtuales

vienen del espacio exterior

dejan una señal en el cielo

en los postes del alumbrado

cuando caminas en sentido contrario

a sus indicaciones

se desplazan a la velocidad de la luz

 

y muerden su propio resplandor

sus sensores que no anticipan

los viajes interiores

que tu cuerpo segrega

y que a veces me revela

en alguna esquina

en alguna estación

te basta la deriva de una jornada

para vencer a tus perseguidores

y con las trazas de los sitios caminados

y muchas fotografías

te sientas junto a mí

y salen palabras

promesas de las palabras

que guardas en la servilleta

de los trayectos

que mañana

salvarán nuestras vidas

lo que hay de ciudad.

 

 

Carta para una traducción

 

Sabes que cada vez me cuesta más

tratar con imágenes implacables

aparecen en momentos y espacios inapropiados

no es que me queje contigo como solía hacerlo

pero estás condenada a ser destino

vigía de traducciones

y como ahora te convoco

adivino que ya conoces tu papel en esta carta

la clave secreta y tu fastidio

esas imágenes miran

son una aparición te dije

pero mis ojos que ven de lejos

y los tuyos que ven de cerca

no pueden retenerlas

podemos sólo traducir

sin que tú lo supieras

decía uno de los botones de la blusa

 

que empañó mi aliento

llegan

y no lo quiero

(tú sabes que desprecio las visitas

las repeticiones)

cuando miro los vacíos en mis libreros

que no volverán a estar como los dejaste

o cuando espero el microbús

de una línea borroneada

por la lluvia que tanto te disgusta

llegan sin advertencia

porque son invisibles

igual que los habitantes

de la casa en las montañas

que dibujamos una vez los niños

no tienen voz

dirección

página marcada

no se reúnen

no confabulan

como en el cuento de Borges

que tanto te gusta

un temblor parecen

polvo en el horizonte

que llama y olvida

al anciano que limpia dos cucharas de bronce

la vela a punto de extinguirse

el brillo de un paraguas

casi hundido en la arena

que llama y olvida

cuando ya no puedo más

una calle inclinada

que me invitarás

o te invitaré a caminar

uno de estos días.

 

 

 

Carta para la piel de tu capa

 

Me gusta cuando aparece tu memoria infalible

y me trae de regreso

desde zonas sin nombre

hasta la piel de tu capa

temblor de leyendas

que ofrecen sus órganos

afuera del comedor municipal

de villanos

que inventan fórmulas

para que el olvido

se meta en bolsas recicladas

en historias

que llevarán en silencio

bajo el brazo

tienes una capa y es un espectáculo

aunque no te ayude a volar

entre edificios enmohecidos

ni resista las balas

o las lenguas odiadoras

a mí me gusta esa piel

tu supermemoria

en este planeta

que abandonaron los héroes con capa

hace ya mucho tiempo

buscando las islas de los afortunados

cómo no gustarme

que me escogieras

que te empeñes en mi rescate

sin que nadie lo advierta

cuando temo cerrar la puerta de la casa

o me saludan desconocidos

llamo y tu superpresencia

me cubre por completo

a pesar de que te persiguen

los sicarios del realismo

y tu imagen de niña

con canastito y todo

te busca en las pantallas del reino

 

y hay principios con variaciones

de la vida que me sabes

y me diste de nuevo

mientras pides un café cortado a tu gusto

y yo pido que las calles y los transeúntes

que los escuadrones de la muerte

no te reconozcan

y me consuelo

porque apenas es visible

tu superestar en el mundo

en la historieta de mi memoria

convertida en carta

que volará desde el tercer piso

bajo la piel de tu capa.

 

Del libro Bajo la piel de tu capa (Concepción: LAR, 2019).

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