
Elidio La Torre Lagares es autor del poemario Wonderful Wasteland and Other Natural Disasters (2019) seleccionado para la colección New Voices de la University Press of Kentucky. También ha publicado Vicios de construcción (2008) y Ensayo del vuelo (2013), poemario ganador del premio Julia de Burgos de la Fundación Nilita Vientós Gastón en 2008. Al momento trabaja en su novela CsO (Cuerpos sin órganos). Es profesor de literatura y escritura creativa.
no es la luz
la tarde pasta en las calles
y hunde su huella de sombra
hacia el fondo—no hay nada excepto
la dócil fiebre de las renuncias
el viento carga un hedor a casa rota
en la ciénaga verde, me poso sediento
la memoria es estriada y solo en ella
puede morir lo que nunca vivió
el tiempo nos aprende como un manual
de instrucciones de Ikea y solo nos sirve una vez
la luz fagocita los árboles en su hambre
de cosas—su forma ungida siempre indistinta
el viento es un sudario que se tiende
sobre la ennegrecida ciudad desdentada
descubrimos que ya no hay mundo viejo
que canse y quizá debamos invernar en el futuro
quizá olvidamos los nombres de las cosas
pero puede que sea un simple glitch del pasado
en el canto amarillo del silencio
descubrimos que el principio nunca es la luz:
es lo que se oculta detrás de ella
pop art
ahora que nos hemos distanciado bastante
el uno del otro, ya no nos queda qué decir de la poesía
y quizá la poesía quiera decir cosas de nosotros
el verano se astilla en la bruma nómada
y quizá advirtamos que todos somos Emily Grierson
en el cuento de Faulkner y que el mundo que teníamos
es el cadáver de Homer Baron
en nuestra boca crecen rosas espumosas que enclaustran
en sus burbujas las cosas que quisimos haber pintado
en un collage de Richard Hamilton
los que nacemos sin casa llevamos la morfología
corporal en el exoesqueleto del olvido
y nos damos cuenta de que el dolor
es quizá la última ratificación del ser
después de todo, el dolor es intransferible
así que pocas cosas quedan vivas o ciertas
excepto la chica ahogada de Lichtenstein
y tu mano en mi sexo
lo demás es el liso cadáver de un perro
globo de Jeff Koons en el cumpleaños de nada
efecto Mandela
el lenguaje de las estrellas
sobreviene en los destellos en tus dedos
cuando palpas la noche
deshecha en el viento escuálido
que escala tus manos
lanzadas al vacío
hemos venido a robarnos
Y los corazones redoblan tímidos
la hamaca se mece sigilosa
como la tortuga del mundo
mientras el silencio ensaya su incomodidad
en tu boca de intenciones densas
las palabras deben morir
para que el mundo siempre sea joven
y no hay mas qué añadir,
salvo que somos la carne de la idea
doblas la noche como una servilleta
la colocas sobre mi mesa de noche
es suficiente discurso:
mi mano es tuya y la tuya es mía
pero puede que esto haya sucedido de otro modo
y que nunca estuviste en San Juan
mañana sin noticias
el vendedor de periódicos llega
a su puesto en la esquina
de la avenida— iza la mañana
cuando el sol enmantequilla
el repique de las campanas
en la iglesia—los fieles desfilan
entre la fe y el aroma volátil
del pan—el tráfico ensaya
visos de normalidad que no compro
ni confronto porque me dedico
a tomarle fotos a los pájaros
y a pensar poemas que cuelgo
en el tendido eléctrico mientras
espero mejores noticias
del mundo—pero el vendedor de
periódicos me dice que
no sabe nada de ti
volveré mañana
el desencanto es magnífico
las luces blancas y permanentes
caían como una lluvia eléctrica
sobre el tejado azul sereno
donde nos subimos a tocar
el cielo—nos quedaba inalcanzable
de todos modos—te pedí miel
de esa colmena de versos que llevas
por corazón—abriste la rejilla
en tu pecho y me asomé a lamer
cuanto alcanzaba, que era bastante,
y a cambio me pediste comer mi lengua
porque decías que en ella dormían
poemas que querías tener para ti
y que podrías escuchar desde adentro
cuando el silencio te arropara de nuevo
y así nunca te morirías sola
nuevos silencios sin ti
escucho nuevos silencios
en mi vida—algunos inéditos
y otros inadvertidos—pero a todos
les presto atención nueva
también escucho el silencio
a galope de las nubes—el silencio
en la faena del amolador de cuchillos
y el silencio de los botes de basura vacíos
luego que los recogedores de desperdicios pasan
escucho silencios que mastican los ojos
de los comensales en el mercado
de a poco, a la ciudad la corona
una fermata como el silencio que curva
en tu sonrisa o el silencio al verte
bailar bajo la lluvia de mayo
silencios agudos como el de los gusanos
de luz cuando dejas la cama en la tarde
o el de las flores cuando no eres tú
la que las riega en las mañanas
pide un deseo
un hombre se prende en fuego
y se lanza a surcar el cielo enquistado
yo pensaba que el fin del mundo sería más hermoso
pero solo da para unas cuantas decepciones
el fuego refulge espléndido mientras planea
el hombre sobre el Santurce irredento
el olor a mar y a peces muertos
engranan con la paz solemne del hombre
que se despluma contra el reflejo de
la noche en una ventana de cristal
lo que no existe no tiene representación:
solo en la geometría hay verdad y equilibrio
te digo: un hombre se prende en fuego
y se lanza al vacío—se cree estrella fugaz
Malmö
cuando el infinito vomitó todas
sus estrellas—te guardé aquí
en mi mesa de noche—junto a los
cigarrillos y a Verlaine
debajo de la foto de nosotros
a media luz en Malmö
como si estas cosas pasaran
para que al fin le hicieran
de pisapapeles a algo
que ahora solo es posible
en la memoria
la indiscreción consistió en decirte
que nunca buscaras allí, donde
zozobraban mis vicios
como un barco que solo
sabe hundirse entre formas
taimadas de la muerte
como amarte a pesar
de las propiedades de la física
o a flor de miseria trasmañanada
como la de Vallejo
de todo esto aprendí
que a veces el corazón se queda
donde se olvida el cepillo
Estos poemas tienen vida, esencia de lo que somos y de nuestros dias a veces menospreciados por nuestra imperfeccion y poco deseo de saber mas sobre nosotros mismos, sobre las incertidmbres que nos acosan sin remedios. Hermosos, gracias!!!
La palabra cargada del plomo de la humanidad, Me encanta!