El coro desmembrado: oratorio con madre, niña y cordero, de Emilia Carabajal
Reseña y selección de Geraldine Mac Burney Jones
En ‘El coro desmembrado: oratorio de Madre, Niña y Cordero’, Emilia Carabajal aporta una mirada renovadora y desafiante a la poesía contemporánea, que busca romper con las estructuras rígidas y liberarse de las tendencias estereotipadas del mercado literario. En este poemario se advierte un diálogo con la música, donde germinan reminiscencias de los orígenes de la escritura en el canto oral; pero también un diálogo con el teatro, donde los exordios escenográficos inauguran cada acto de la obra.
La acción se desenvuelve en tierra yerma, en un cosmos regido por el binomio de vida/muerte, donde los personajes, dirigidos por Abel, componen un coro de muertos. Allí, una multiplicidad de voces e historias se amalgaman en una sucesión de versos conjugando lo íntimo en un canto colectivo. La poeta nos invita a recorrer un camino donde las voces de Antígona, Salome, Desdémona, Judas y Catharina Hönn, entre otras; se entretejen forjando un escenario de trágica belleza. Asimismo, la inclusión de elementos de cultura popular como refranes y canciones aparece como un mecanismo retórico poderoso, reforzando aquella idea de lo colectivo. El coro desmembrado es una voz que habla, clama y canta. Canta himnos donde se interpela al orden divino y al lector en una actitud marcadamente apostrófica o apelativa. Un oratorio donde las sucesivas preguntas existenciales obedecen a un matiz dinámico progresivo o in crescendo.
La poeta también incorpora las voces de costureras esclavas, presos y albañiles que se suman a cantar su desolación. Se evidencia que este poemario también transcurre en un mundo más tangible y cercano. Pero más allá de las coordenadas espacio- temporales que atraviesan cada personaje, en estos poemas la fragilidad humana queda expuesta como la epidermis de un recién nacido bajo un sol iracundo en pleno desierto. Cada ser, bajo los ojos de un Dios apático o inexistente, percibe su pequeñez desde su singularidad. Lo fugaz o corpóreo se fusiona, por medio de una danza fúnebre, con lo numinoso o inmaterial.
El coro desmembrado de Emilia Carabajal es una obra pulida, contundente, de extraordinario lirismo, escrita desde una perspectiva de clase. En su pulso rige el compromiso político y denota una concepción religiosa. Asimismo, la poeta argentina lanza una doble daga al sistema imperante, ese que erige a la poesía como mercancía y a las formas de escritura en boga. Lanza un cometa fuera de las órbitas preestablecidas al promover la libre circulación de su libro a cambio de una contribución voluntaria y al resucitar airosamente formas cadavéricas de la poesía.
I
Donde Abel proclama peculiar primogenitura y da rienda suelta a sus pretensiones fundacionales.
Abel
Yo, Abel, primero entre los muertos
Inauguro mi estirpe
Siembra soy de mi hermano
Toda la tierra es mía
Por mí ruge
Por mí se abre
De mí se impregna
Por mí toda la tierra es una llaga
No hay hermano que me guarde
(Mi hermano
Ninguna tierra es suya)
Brote de mí
Mi sangre
Surco de mí
Mi herida
Estigma de los mansos
Que me corona
Yo, Abel, pastor vuelto simiente
Fecundo el primero la tierra de sombra
¡Ay, mi niña! ¿Dónde estás?
¿Dónde, niña, te has metido?
No sé, madre, dónde estoy,
Solo sé que es un baldío.
Ay, dime, niña, ¿qué ves?
¿Qué ves, niña, en el baldío?
Veo un páramo y, en él,
Árboles, casas, presidios.
¿Y cómo es que hay tanta cosa
En ese campo vacío?
Es que hay en él muchos muertos
Y cada muerto trae un sitio.
Ay, dime, niña, ¿qué escuchas?
¿Qué oyes, niña, en el baldío?
El silencio, madre, oigo
Y, dentro de él, tanto grito.
¿Cómo ocurre tal portento,
Que en el silencio haya ruido?
Pues no hay muerto que no cante
Por su pena entristecido.
¿Y nunca, niña, se callan?
¿Nunca cesan su bullicio?
Nunca, pues siempre repiten
El mismo canto dolido.
Aureliano
Yo, Aureliano Rodrigo Babilonia,
Ofrendo a las hormigas mi pellejo.
Que ellas lo arrastren en voraz cortejo
Por pasillos de orégano y begonia.
Mi padre, al contemplar tal ceremonia,
Recibe una revelación, perplejo:
El libro de Melquíades, el viejo,
Presagio de mi muerte testimonia.
Ahora el viento levanta mis despojos
Junto a las pocas cosas que han quedado:
Lupas, imanes, pájaros, cerrojos,
Los muertos que la tierra había guardado.
Y mi linaje alza azorados ojos,
Por mi cola de puerco atormentado.
Las niñas de Guatemala
Dicen que morimos de fuego
Nosotras sabemos que no
Tantas
No sabíamos que éramos tantas
Parecíamos pocas afuera
Cuando los lobos nos corrían
Después nos trajeron
Arre que arre
Y aquí nos pusieron
Son negros los lobos
Y es cuadrado el infierno
Tantas
Pero tantas
No sabíamos
Y eso que hay cosas que ya nos las sabemos
Hay que llamar al fuego
Para que abran la puerta
El infierno es cuadrado como un salón de clases
Como los colchones apilados
Hay que llamar al lobo
Para que abra la puerta
Tanto
Pero tanto
Ya nos lo sabíamos
Y no saber lo que arden los colchones
Y no saber que la puerta no abría
El lobo no quiere sacar al cordero
El cordero no puede salir de ahí
El infierno es cuadrado como un salón de clase
Como un colchón que arde
Como una puerta que no se quiere abrir
Ahora sabemos lo muchas que somos
Lo que arden los colchones
Pero ya no sabemos quién es quién
Tantas
Pero tantas
EMILIA CARABAJAL nació en San Miguel, provincia de Buenos Aires, en 1989. Se crio en Castelar, donde reside actualmente. Es profesora y licenciada en Letras por la Universidad de Morón. Se ha desempeñado como docente en los niveles secundario, terciario y universitario. También se dedica a la corrección y a la enseñanza de idiomas. En 2019 publicó junto a Luciano Rossi la selección de cuentos y poemas El artista de todas las causas y otras más (Textos Intrusos). Escribió los poemarios Dido (De Todos los Mares, 2021) y El coro desmembrado (autoedición en formato digital, 2023). Fue seleccionada para formar parte de la antología Poetas Argentinas (1981-2000), de Ediciones del Dock, en proceso de edición. Ha publicado cuentos, poemas y ensayos de forma virtual, especialmente en el blog Ni Nardos ni Caracolas, que ella administra.