Eugenio Montale – Ex voto

Eugenio Montale (Génova, 12 de octubre de 1896- Milán, 12 de septiembre de 1981) fue un poeta, ensayista y crítico no solo de música sino también de la visión poética imperante en su contexto cultural saturado de escritores cuya producción redundante había afligido el matiz elitista del lenguaje poético dando lugar a la “muerte de la poesía”: eje de sus temáticas. El autor, muy distante de los excesos de las vanguardias, dirige su pluma a la búsqueda de verdades profundas; el hombre contemporáneo cerrado en su soledad descubre un paisaje interior que en la poesía se metaforiza por medio de referencias a elementos pertenecientes al mundo externo. La peculiaridad estilística de su producción poética se condesa en la denominación del movimiento literario hermético del cual es el exponente máximo. Premio Nobel de literatura en 1975, Eugenio Montale se considera uno de los autores más influyentes de la literatura italiana del siglo XX.

 

 

Ex voto

 

Sucede

que las afinidades del alma no lleguen

a los gestos y a las palabras quedándose

esparcidas en un hechizo. Es raro

pero sucede.

Quizás

tan solo la lejanía real sea,

real el olvido, real la seca hoja

más que la fresca yema. Mucho más

puede darse o decirse.

Entiendo

tu terca voluntad de ausentarte

porque es así como se manifiesta

tu magia. Múltiples son las astucias

que yo advierto.

Insisto

buscándote en la yema y nunca

en el libre árbol, jamás en lo lleno, siempre

en el hueco: en lo que hasta al taladro resiste.

Fue o no fue

la voluntad de los dioses que presidian

tu focolar lejano, extraños

multiformes animales domésticos;

quizás así fue como me parecía

o no quizás no lo fue.

Desconozco

si mi inexistencia sacia tu suerte,

si la tuya llena la mía que rebosa en ella,

si la inocencia es un pecado o si

puede cogerse en el umbral de tus lares. De mí,

de ti todo lo sé, todo

ignoro.

 

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Accade

che le affinità d’anima non giungano

ai gesti e alle parole ma rimangano

effuse come un magnetismo. È raro

ma accade.

Può darsi

che sia vera soltanto la lontananza,

vero l’oblio, vera la foglia secca

più del fresco germoglio. Tanto e altro

può darsi o dirsi.

Comprendo

la tua caparbia volontà di essere sempre assente

perché solo così si manifesta

la tua magia. Innumeri le astuzie

che intendo.

Insisto

nel ricercarti nel fuscello e mai

nell’albero spiegato, mai nel pieno, sempre

nel vuoto: in quello che anche al trapano

resiste.

Era o non era

la volontà dei numi che presidiano

il tuo lontano focolare, strani

multiformi multanimi animali domestici;

fors’era così come mi pareva

o non era.

Ignoro

se la mia inesistenza appaga il tuo destino,

se la tua colma il mio che ne trabocca,

se l’innocenza è una colpa oppure

si coglie sulla soglia dei tuoi lari. Di me,

di te tutto conosco, tutto

ignoro.

 

 

Nota introductoria y traducción de Adriana Caterino.

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