Francisco Véjar | Camino sobre pétalos resecos

Francisco Véjar nació en Viña del Mar, Chile, en 1967. Es poeta, crítico, antólogo y ensayista chileno. Incluido en diversas antologías, tanto en Chile como en el extranjero. Ha publicado los siguientes libros de poemas: Música para un álbum personal (1992), Canciones imposibles (1998), País Insomnio (2000) y El Emboscado (2003). En 2008, publica La fiesta y la ceniza. Y el 2009, da a conocer su libro de crónicas Los Inesperados, donde escribe sobre la vida y obra de Nicanor Parra, Jorge Teillier y Raúl Ruiz. En 2017, publica en España, Cicatrices y Estrellas (Huerga & Fierro Editores). Dos años más tarde, publica y prologa la antología Poemas de la realidad secreta, selección de la obra poética de Jorge Teillier, en la Editorial Visor. Actualmente, es crítico de poesía de Revista de Libros del diario El Mercurio.

 

 

CAMPOSANTO

 

Allí duerme mi padre

sobre polvo y más polvo.

Solo existe el silencio

de los que fueron voces.

 

El viento desordena el entorno.

 

Camino sobre pétalos resecos

que se unen a la tierra,

sobre labios de ceniza

que se juntaban para amarse.

 

Pero no hay respuesta.

 

Hay pasos que oyen,

hay ojos disueltos que observan

el destello de la nada.

 

Allí duerme mi padre,

frío y delicado como la nieve.

 

 

 

LO QUE TE OFREZCO

 

Nada de lo que te ofrezco

es imposible:

mi mente surcada de pájaros,

caricias como nubes,

besos más dulces que el vino.

 

Todo eso es posible.

 

No somos más que las huellas plateadas

que dejan los caracoles

en los lugares visitados en sueños

donde todo es posible.

 

 

JAZMINES

 

Desde la ventana de su cuarto,

sólo veía los jazmines

movidos por el viento.

Anhelaba ver una vez más

el rostro que aparecía

y desaparecía

en medio de los pétalos.

 

¿Se puede vivir sin ese rostro?

 

Alguien escucha a Jaco Pastorius

y se toma un café, una copa de vino,

y ansiosamente

mira por la ventana

los jazmines movidos por el viento.

 

 

MIRLOS

 

“Antes de salir de casa, buscas en el armario

una camisa y un abrigo

y echas el día por la borda”.

Después recorres librerías repletas

de originales falsos

o te entretienes en un café

hojeando libros sobre apicultura.

Luego las calles, los parques,

la hierba agitada por el viento.

Allí los vagabundos establecen su refugio

Y siguen el vuelo de los mirlos,

soñando que algún día

emigrarán con ellos.

 

 

MENSAJE DESDE UNA CLÍNICA

 

Amiga,

¿por qué calles de esta ciudad andarás?

¿En la casa de los okupas, junto a Julie

o en la temida población 6 de enero?

Allí tus ángeles te abandonaron

y volviste destruida por los golpes.

Te escribe el que tendió su cuerpo

junto al tuyo. Estoy en un lugar

que desconoces, rodeado de árboles añosos.

Algunos poseen fisonomía humana

como las que dibujas en el aire

cuando caminas junto al río.

 

Quisiera estar de nuevo contigo

y sentir que el tiempo

aún no clava la flecha del minutero

en nuestra espalda.

 

Te recuerdo en esta ruinosa morada

donde la delación es vista como una virtud.

Ya no hay puertas de salida,

salvo las que señala un perro vigía

que acompaña a todos los residentes.

Es mi amigo. Sé que igual que tú,

jamás nos traicionará.

 

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