IRIS MÓNICA VARGAS – LA HIPÓTESIS DEL TRANSEÚNTE Elí Urbinaenero 7, 2021enero 7, 2021Poesía panhispánica, Revista Navegación de entradas PreviousNext Iris Mónica Vargas creció en Bajuras, un humilde barrio en las montañas del norte de Puerto Rico, y estudió toda su vida en las escuelas públicas del país. Alguna vez, sin embargo, logró estudiar galaxias elíptocas en el Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, formó diamantes en la Universidad de Puerto Rico (Río Piedras, Puerto Rico), y aprendió acerca de la gravedad y sus travesuras en el Massachusetts Institute of Technology (Cambridge, Massachusetts). Su vida es un malabarismo con la literatura y la ciencia. Cuesta calma infinita y muchas derrotas, pero así es feliz. Año viejo Avanza las piruetas el resorte. El muelle se ha enroscado las veces suficientes. Las ruedas descomponen la memoria, y las agujas consultan la hora en una esfera. —Esta noche no hay fuegos artificiales— La Torre Eiffel yace encendida pero sola; Hemos visto caer la pelota de Times Square hacia al vacío. Detrás de la ventana, contemplamos las luces en el horizonte, y no nos parecemos. Besamos por encima de una membrana torpe y flaca. El viento aúlla en silencio. Alguna vez muy cerca, no fue de fibra óptica el abrazo. ¿Qué hacer con lo que apenas descubrimos? Esa distancia íntima entre el fósforo y la pólvora. [Inserta aquí un emoji de nerviosa y terca esperanza.] Y sin embargo, sabes Entonces, el silencio. Tu mano cierra el libro y te preguntas Cuánta hermosura serás capaz de convocar, y al fin, qué hacer con ella Las palabras se desplazan contigo; ya no las necesitas. Las uvas han crecido. Hay cosas que no puedes recordar, cosas que aún no sabes si eres capaz de amar. Y luego, un ruego urgente. Que un lápiz no haya escrito lo que ahora has descubierto. El miedo de que el miedo no te haya destinado ya al silencio. Lo hermoso puede serlo aun cuando no te pertenezca. Es todo la misma tontería Un poema es un álbum de fotografías. Igual, es una colección de cosas que agrupa soledad: Un vértigo fruncido a la cabeza. Una ironía asolada. Un pájaro en un vientre, o la deformidad más voluptuosa que bien querría volar. Algunos pueden. Yo no puedo intentar siquiera ser poeta cuando no estoy escribiendo. ¿Tú crees que todas esas bocas sonríen todo el tiempo? Sólo se es fotografía frente al lente. Lo demás es ser repositorio de la herida, inerme, sin la palabra abierta. Sin las alas. La hipótesis del transeúnte Un pájaro, lo he visto allá en el cielo donde vuelan las ruedas. El viento parecía burlarse. Tú, ¡ven a volar, ven a volar! decía. Pero el vuelo había abandonado ya el tierno cuerpecillo regordete, tan negro y amarillo. Me detuve. Tomé un momento para despedirme. No sabía si alguien ya lo había hecho. De pronto sorprendió una idea: Tal vez ha sido el vuelo —y no así el viento— que quiso entrar de nuevo por no acostumbrarse todavía a verse así tan quedo y frío, afuera, sin sus alas. Facebook Twitter
Te felicito…Dios te continúe bendiciendo
Hermosa tu poesía, Iris Monica!