En esta ocasión presentamos algunos poemas de James Quiroz (Trujillo, 1984). Estudió Derecho en la Universidad Nacional de Trujillo y es Magíster en Derecho Penal y Ciencias Criminológicas por dicha universidad. Ha publicado el poemario “La noche que no has de habitar” (2010) y el libro de Derecho titulado “El proceso especial de Terminación Anticipada y la vulneración a la presunción de inocencia” (2014).
AUTOPISTA
Quieres conocer el infierno, dices
Entonces camina
por cualquier calle de esta ciudad
a cualquier hora del día
Sólo observa y observa y no dejes de mirar
sus pocilgas sus viejos panteones
sus antros famélicos
y sobretodo su gente absorta y veleidosa sin motivo
No vayas lejos, el infierno te habita
es tu respiración nociva en esta ciudad
con sus hipócritas y sus bribones los estetas que hunden
su vara arsénica a cada paso
entre los esperpentos, entre la sed corrompida
y la miel exquisita el manjar de los machos cabríos
que aúllan en los montes tumbando las estacas
No sueltas la sal el dolor de tímpano y los espasmos
Dices que el infierno te habita pero no has conocido
sus distritos miserables y sus muertos anónimos
que llenan los diarios con noticias celestes
las cruces discretas que sobresalen en tu carretera a la ciénaga
los caminos heridos, las pequeñas naciones que enturbian los paisajes
bandera de este infierno
Tú que con culpa escribes y describes
con la gratitud de tus ojos
observa y sólo observa como buen viajero
el disfrute de las hienas del venado inocente
el corazón a deshora colgado en un gancho en el mercado rojo
el mandil del cirujano manchado de gritos
el crepúsculo cercenado por los coyotes
la miseria de la vida cuando no es tuya
Dices que el infierno es tu hábitat
que la soledad de las putas tu dulce compañía
que el licor amargo de la muerte te seduce sensualmente
los sonrosados novatos te celebran
tu cuarto la vendimia de tus poemas
la locura tu aura idiota en los hábitos nocturnos
trapecio de luz como último número de un circo pobre
Quieres conocer el infierno, dices
Entonces hunde tu hocico en las letrinas
aspira la mierda de los días piojos
y danza como un energúmeno
en las duras calles en las que has de rodar como un trompo roto
Dejá esa manual de supervivencia y muérete
por todos nosotros
TODO ESTÁ ESCRITO YA…
Todo está escrito ya
Todos los crímenes todas las reuniones
Secretas que han de proyectar
El revés de nuestra historia, todo y nada se repite
Debajo de la lluvia, nuestros cuerpos inmortalizan
Su tránsito en los ojos del que pasó
Conmemoran que ayer fueron jóvenes y bellos
Y empapados iban de la mano
Buscando ese licor ajeno, esa angustia a la felicidad
Otro pueblo extraño donde nunca se amanece
Si no es en brazos de la fiebre
Donde todo está escrito ya
Todos los labios que besé dejan su sabor, antes
Del dolor antes que se vaya a secar esta lluvia
Esta calle deja su verdad en los ojos del que pasó
Su sacrificio inútil por retratar el pasado
Más cruel con flores sintéticas esta ciudad que se cae
Ante el tedio del transeúnte que el visitante admira
Con la exaltación única del recién llegado
Y escribe sobre las ruinas de antiguos cadalsos
Ingenuamente denominados templos plazas efigies
Por los sátrapas que ocultaron las páginas más cobardes
De nuestra historia, porque todo y nada se repite cariño
Has dejado de mirarte en el espejo
He dejado de mirarte con pasión
La verdad ya no avergüenza, por eso
Me quito el camisón frente a tus huecos ciegos
Que imploran un poco más de conmiseración
En el otoño que ha llegado demasiado rápido
Y llueve sobre la pizarra decolorando las letras lilas
De la sorprendida Alejandra, se borró tu poema
Niña aciaga te sorprendió la lluvia antes de volver
Niña sin manos y sin rostro que transitas ese cuarto olvidado
En donde todo está escrito ya
Incluso lo que no escribo ni escribiré
Antes que se vaya a secar esta lluvia
No sé si volveré a ver tus grandes ojos
Secuestrados por la inocencia de un cuerpo
Sucumbidos por la inocencia de un naufragio
Dime cómo te acaricia la muerte pequeña compañera
¿Es lo que esperabas temerosa viajera?
¿Ya voló tu pájaro azul lejos del corazón?
Pronto él también volará dejando el mío
Tan vacío y tan lleno de musgo
He perdido tu nombre también en el desierto
De nuestro pasado todo se ha calcinado
Y el aire que respiro no lo respira nadie otra vez
Porque todo está escrito ya
Todo y nada se repite en el instante suspendido
Que describo, finos cuerpos protegiéronme
De la exposición grotesca, triste calavera
Sin número y sin sueño, canta tu canción
Debajo de la lluvia, canta tu canción
Para que las nubes distraídas no tropiecen
Contigo en el invierno, canta tu canción
Antes que se vaya a secar esta lluvia
INTRODUCCIÓN
Cuando hube de cantar los ofrecimientos
Las gomorras de los dioses paganos de la corte
De las hembras desnudas por última vez
La senda oscura iluminada por un candelabro
Misterioso que encontré en el pasadizo del castillo
Rodeado de murciélagos y al buen satán iluminando
Hablándome del ansiado lugar que yo conozco
Del vicio que nunca se vuelve si no es escandaloso
Someterse a las delicias de esas aguas abismales
No ver nada en la oscuridad no ver las formas
De la miseria ni la ardiente humedad de las lenguas
Impregnadas en tu pálido rostro que cantaba
A la danza primitiva a la trágica noche que te envuelve
Donde nunca es de día donde nunca es de noche
Para la pobre alma que se alza sobre escombros
De millones de muertos consagrados y absortos
De navegar con prematura culpa por sus aguas
Yo que perjuré sobre el lecho de mis muertos
No volver a escribir ni cantar bajo sus sombras
Yo que perjuré borrar toda memoria que los resista
Todo espacio hundido en la atenta mirada de un lobo
Yo que maldije la opulencia innata del que existe
Tuvimos tiempo para ignorarlo y predecirlo
Tuvimos tiempo para amarlo y desearlo
Ahora que procuraba canjear mi alma absurda
Por la insegura nada de los bajos fondos
Supongo no leí bien las diminutas cláusulas
Que exaltan la vendimia insaciable de los cuerpos
Que propagan la fiesta interminable del deseo
Saciado el equilibrio momentáneo del espíritu
Absorto simulo una breve iluminación
Frente al más siniestro de los ángeles traidor
El más vicioso que en los círculos del purgatorio
Me recibe esta noche con las piernas bien abiertas
Y el rostro incandescente supurando
Obscenidades todas las licencias del mundo
En su frente maldita en su bajo vientre putrefacto
Esta vez dudé acostarme para siempre en su reflejo
Yo que oí la serenísima voz de la inocencia en una niña
Que miraba con asombro la bóveda celeste
Detrás de los cristales profundos de mis ojos
Sin saberlo ella quería salvarme me miraba
Inquieta conmovida por el hilo de luz que atravesó
Sus bellos ojos, quién es quién hizo eso me indagó
Y yo sólo vi desbarrancarse mi alma impura
En el más indudable de los precipicios
¿Quién se perdió dos veces en la misma estepa?
Caín durmió con miedo a no despertar jamás
Y a mí, ¿Quién me habló esa tarde cuando dormía?
La misma tarde en que la niña dijo algo sobre morir
Se estremecieron de nuevo los viejos remordimientos
El mismo miedo que consume a estas almas
Próximas a ser juzgadas después de haber probado
El manjar delicioso que emana de la carne
Las aberturas comprobadas del placer que no parece
Verdadero como esta predestinación que me impide
Sellar el pacto por otros mil años antes
Que la muerte sea sólo una palabra vana
Esta vez no me reiré de la muerte
Sí de su canto vacío cuando me venga a despertar
Como otras veces sospechosa y ebria
Como si esperara a un viejo amigo
Como si dudara de cumplir con sus arcanos mandamientos
Heme aquí esperando la lluvia ácida
La ruptura final de los límites del tiempo
Que consagrarán la victoria definitiva del rey negro
En donde no habrá una segunda oportunidad
Para que los muertos se busquen entre sus despojos
Porque se puede jugar dos veces la misma apertura
Pero nunca repetir los mismos movimientos
Quedará siempre entonces ese albur imperecedero
La partida jamás ganada
Que jamás depende de uno mismo
Sino del otro
MIRANDO POR LA RENDIJA DE LA PUERTA…
Mirando por la rendija de la puerta
Todo el mundo se ve mejor
Si es más de medianoche
Y ya nadie observa lo que yo
Con los ojos de un condenado
Que ha visto el futuro
En esa horrible Inmanencia
En ese disco de luz que se refleja
En el subsuelo tras la puerta
Y que tal vez no refleja
Mis ojos en el sueño desvelados
Los cables los alambres los vórtices
Los precipicios
Que llaman
Debajo de la puerta
Donde está el paraíso
Donde antiguos
Guerreros pugnan por entrar
Por conseguir un poco de luz
Un halo de luz
Aunque les enceguezca los ojos
Mientras ese disco de luz sigue sonando
Entre sombras arabescas danzando
Como cuchillos a medianoche
Sonando debajo de la puerta
Y observo tus bellas obscenidades
Arquearse tras esa puerta que no abro
El péndulo que nos conduce a otros mares
La marea densa en que nos sumergimos
De repente después de conocerte todo cambió
Como una manzana que dejaste oxidar por la mañana
Como mi corazón como todo lo que toco en la oscuridad
O en la soledad más horrenda de los espejos
Protagonizando un antiguo duelo
Y veo a mi joven almita confundirse entre los mortales
Y veo a los hérpetos danzar entre las piedras rojizas
Y veo el pánico avanzando como una epidemia
Y veo pelícanos regodearse frente a un cementerio de gaviotas
Y veo a mi joven familia envejecer en un cuadro amarillo
Y veo la verdad detenida en los espejos y en las hélices
Y en el páramo crecer a los cactus logrando formas siniestras
Y detrás de las cortinas donde habitan los oscuros pensamientos
Que coexisten en el sismógrafo azul
Y he visto al peor asesino dormir como un niño inocente
Eso y otras extrañas apariciones debajo de la puerta
Que tienen el color de tus ojos
Propicios y lejanos me pierdo en el mundo
Por encontrar un estado de luz
Un mundo desnudo químicamente puro
La noche da síntomas de violencia un feo espantapájaros
La está saboteando
La noche despejada y química
Nos despertará pero la noche
Por la rendija de la puerta
Observo este paraíso psicodélico
Que es mejor que deambular por algún lado
Es mejor que andar tras esos ojos resecos
Que ir aullando en busca del resplandor inicial
Que es todo lo que me perdí
De esta fiesta confusa y anodina que fue la vida
BALADA PARA UN HOMBRE DORMIDO
Qué extraño ese profundo
definitivo aroma de féretro
Hoy me detengo una brizna en mis lamentaciones
-busco trabajo-
y diviso un viejo anuncio con preocupación:
Fallece extraordinario poeta
solitario
exiliado rendido y olvidado[i]
por sus semejantes
Entonces
no puedo ver la justeza de mis posibilidades
como antes
Antes me sobreviene una visión espantosa
y grotesca
La de pertenecer a un reducido grupo de facinerosos
que sobreviven en el eterno valle de los muertos
He oído sus voces cantándome desde lejos
Los sigo oyendo durante la noche
como un pesado sueño
Todos mis puertos sepultados
Todas mis alucinaciones y sospechas
de que no podré dormir
mientras uno de ellos me sorprenda
en una sangrante noche, son ciertas
Reanudo la marcha soy un viandante eliminado
de la acera
Camino en la autopista
a la espera de un auto hambriento
No le temo a los fantasmas que a diario
hacen cola en los sepulcros
Ni a bufones llorones que se apostan en las esquinas
No hay tiempo para romanticismos anacrónicos
Cruzo una puerta y encuentro otra puerta
Cada vez más grande y ceremoniosa
Bizarro oficio el de buscar una lonja de carne
en un mercado vacío
Pero los perros siguen adelante
El estómago vacío les alumbra el camino
Y yo debo proseguir mi paso breve
porfiando como un perro
el difícil trabajo
Mordiendo el cielo con los dientes
Observando cómo la luna que antes bailaba
presuntuosa frente al espejo
en un charco oscureció su rostro
Nunca más volvió a salir para los lobos afligidos
y desde entonces cabalgan kilómetros de tierra desolada
Soportando ver cómo dentro de las cercas dispuestas
de manera arbitraria
los animales domésticos se llenan la mandíbula
de colosal carne fina
mientras afuera en el soberbio desierto
las hienas se juegan la vida
en otro sigiloso asalto
EPITAFIO
Ven
Ciérrame los ojos
Escribe tu serena verdad
La única historia inimitable
Ven ciérrame la boca
Di que nada valen
Estas inútiles palabras
Sepultadas para siempre
En la horrenda eternidad
Durmiente de tus ojos
Oh vertiginosa
La sangre que discurre
De mis manos mutiladas
Arráncame los dedos
Las pesadillas
Los síntomas evidentes
De esta extraña alteración
Caníbal
Disfraza mi cadáver
Vístelo de hierro bajo el musgo
Rompe mis huesos con tus guantes
Y échalos al mar
[i]A Jorge Eduardo Eielson, in memoriam.
James Ricardo Quiroz Biminchumo
(Trujillo, 1984). Estudió Derecho en la Universidad Nacional de Trujillo. Magíster en Derecho Penal y Ciencias Criminológicas por dicha universidad. Ha publicado el poemario “La noche que no has de habitar” (2010) y el libro de Derecho titulado “El proceso especial de Terminación Anticipada y la vulneración a la presunción de inocencia” (2014). Segundo Premio de Poesía en los “Juegos Florales” de la Universidad Nacional de Trujillo el año 2008. Segundo Premio de Poesía en el “Concurso Nacional de Poesía César Vallejo” convocado ese mismo año. Primer Premio en el “Concurso Nacional de Cuento en Homenaje a Germán Patrón Candela” el año 2010. Asimismo, ha sido Finalista en el “Premio Nacional Juvenil de Poesía Javier Heraud” el año 2011.