RESEÑA SOBRE BARRIO DE MASCOTAS, DE RICARDO AYLLÓN





La poeta y narradora Gloria Díaz Azalde reseña el nuevo libro de Ricardo Ayllón (Chimbote, 1969), Barrio de mascotas, que mereció el II Premio de Novela Infantil Altazor 2014.

Crédito de la foto: José Luis Reyes



Acerca de “Barrio de mascotas” de Ricardo Ayllón
Gloria Díaz Azalde

Ricardo Ayllón, en su novela “Barrio de mascotas”, nos muestra el relato de sus amigos de la infancia y sus respectivas mascotas. El escenario es Chimbote, frente al Vivero Forestal, la urbanización Los Pinos, el barrio San Pedro y sus alrededores, como el desierto de arena. La novela, en sí, está ubicada en un espacio abierto.
Cabe destacar la importancia del estilo original con que Ayllón ha desafiado a la novela infantil, haciendo uso de una técnica mixta, en la que combina la epístola, el diario íntimo y el relato. La época en la que se desarrolla la novela es alrededor de los años setenta. El Chimbote de ese tiempo, con una población menor a la que tenemos actualmente, cuyos trabajadores en su gran mayoría se desenvolvía en Siderperú. El conflicto de la trama está en esos personajes, amigos de la infancia, que comparten inquietudes y situaciones intensas al lado de sus mascotas.
¿Cómo están presentes las influencias del autor y sus antecedentes culturales en la novela? En toda novela hay una verdad que puede estar implícita o explícita y que el autor quiere mostrar en la escritura. En esta obra se muestra el carácter popular del pueblo, simbolizado en el barrio. Este barrio con sus personajes tan singulares y sus respectivas mascotas, las mismas que de manera tan sutil dejan una inquietud didáctica en el lector a partir de los nombres de las mascotas: Coloso, el perro (¿símbolo acaso en el subconsciente de Ayllón del Coloso de Rodas, de lo indestructible, lo monumental, de aquello que estando caído sigue aún presente, como un testimonio de la cultura y el arte de otro tiempo?). Aníbal, el magnífico, el gallito chileno que, pese a su tamaño, tiene un rol tan divertido en el relato. (¿Tendrá relación ese nombre con el gran estratega Aníbal de Cartago, cuyas estrategias de guerra se siguen estudiando en las escuelas militares?). Y qué decir del zorrito Sócrates, cuya astucia y ternura nos sorprenden en la novela (Sócrates, el gran filósofo griego, ¿acaso no está presente en la formación filosófica del escritor?).
Estos nombres nos muestran las preferencias e influencias del autor en su obra, su deslumbramiento por la cultura helénica que sale a relucir en una novela de carácter popular, para terminar impactándonos por el predominio de otros elementos estructurales. Pero habría que añadir la intencionalidad oculta del autor: el aspecto didáctico para la búsqueda de información, por parte del niño, a partir del nombre de las mascotas y que termina siendo una estrategia muy bien planteada por Ayllón.
La profundización en la psicología de los personajes
En la novela “Barrio de mascotas” cada niño tiene su propia personalidad, sus preferencias, características, ideas creativas, sugerencias para las acciones decisivas, y una gran solidaridad como característica predominante del grupo. Estos aspectos están presentes en los juegos, los diálogos y las dificultades que enfrentan para proteger a sus mascotas que son como hermanitos menores.
Los valores morales implícitos en la novela, los muestran los mismos personajes con gran predominio de igualdad y equidad, no obstante que algunos de ellos ostentan algún defecto físico. A uno le falta un dedo, otro tiene una mancha roja en la cara, otro niño es muy pequeño, el otro tiene problemas de lenguaje, y, como si fuera un defecto, otro niño es muy pulcro en su vestimenta. Así, con todas sus características físicas y sus apelativos con los que se nombran, hay igualdad y cariño en el grupo. No hay diferencias: ríen, juegan y lloran cuando algo triste acontece a uno de ellos. La emoción es compartida con toda la intensidad de un alma pura, propia de la niñez.
Ayllón en la novela juega con el tiempo. Cuando el chino Miguel escribe el diario, todo se vuelve presente y se intercalan las acciones de forma dinámica y vivencial; pero cuando nos relata en una epístola las escenas de Coloso, el Mocho Edwin se expresa en pasado; y así, Ayllón va alternando los tiempos sin crear digresiones. El lector entra en el tiempo y, dentro de la novela, sufre el destino que le corresponde como un personaje involucrado.
El planteamiento de los conflictos
Cada uno de los niños, dueños de las mascotas, y por lo tanto el grupo (porque lo que le atañe a uno de ellos, es interés grupal), enfrenta situaciones difíciles en el interactuar con sus mascotas y sus respectiva familias. Ellos están “solos”, desplazándose en una realidad hostil.  El mismo desierto es refugio para su soledad y su libertad, están inmersos en una sociedad de espaldas a los niños, viviendo situaciones dramáticas en su experiencia cotidiana.
Aquí, si hacemos una intromisión en el mundo psicológico del autor y en una imagen del escenario desierto de arena para la actividad del juego, podemos hacer una comparación con el día a día del escritor.  Podríamos decir que hay soledad, soledad en su trabajo, en la puerta que se abre a la escritura, porque, como dice José Emilio Pacheco, “la actividad literaria es sumamente solitaria”, ya no existen los cafés literarios, ni las tertulias de otro tiempo, ya que nos ha tocado vivir en situaciones diferentes, y hasta las opiniones y la crítica se hacen por Internet.
Si tenemos en cuenta que la novela como género, a diferencia del cuento, tiene descripciones detalladas, la novela “Barrio de mascotas” presenta descripciones abundantes de situaciones físicas, eventos anecdóticos, episodios dramáticos que se vuelven inolvidables en la vida de los personajes y, por ende, en la vida del lector; hechos fundamentalmente importantes, realistas, con elementos imponderables desde el inicio, involucrando la atención del autor a lo largo de cada capítulo.
El elemento trascendente para que la novela perdure es el de las ideas que trasmite, el mensaje, los elementos realistas perdurables, la profundidad que muestra la psicología de los personajes y la situación de denuncia implícita hacia la conciencia, en el cuidado de los animales. Por todos los puntos aquí señalados, la lectura de “Barrio de mascotas” es casi una necesidad y un compromiso con nosotros mismos.

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