Mairym Cruz-Bernal | Gente de puños abiertos

Mairym Cruz-Bernal, Poeta, educadora, editora, traductora, columnista y ensayista puertorriqueña (1963). Presidió el PEN-Puerto Rico (2008-2012). Presidió el V Encuentro Internacional de Escritoras en Puerto Rico en el 2003 donde más de 300 escritoras firmaron un manifiesto por la paz. Posee una maestría en Escritura Creativa, Vermont College, Norwich University (1994). Sus poemas han sido traducidos al macedonio, árabe, croata, eslovenio, italiano, portugués, inglés, alemán, francés, polaco y mandarín. Es miembro honorario del Círculo de Escritores de Venezuela. Sostiene alianzas de amistad con la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), la Sociedad de Escritores de Chile (SECH) y es Integrante del Movimiento Poetas del Caribe: Unidos por la paz (Barranquilla, Colombia). Es Presidente Internacional de los Encuentros Internacionales de Escritoras (EIDE), movimiento itinerante.  Tiene 18 libros publicados en diversas partes del mundo.

 

 

La espada de Excalibur

 

Defiendo mi mano izquierda de mi mano derecha

Defiendo el silencio de mi voz entrometida

Defiendo mi Inocencia de tanta experiencia inmunda

Defiendo la mujer que decidí ser ante todos los hombres

Defiendo la Paz ante todas las guerras

Defiendo la mirada de aquellas miradas que acuchillan

Defiendo el árbol, mi hermano mayor,
el pan, la manzana mordida, defiendo a Eva

Defiendo el mantra que me fue dado en secreto

Defiendo hasta morir la niñez de mis nuevos hijos

Defiendo mi Libertad, mi círculo cerrado

Defiendo mis pies ya torpes de los caminos empedrados

Defiendo la tumba de mi madre, el mar donde lanzamos
sus cenizas

Defiendo mis memorias intactas en mis poemas

Defiendo a una niña rubia que corrió y corrió y corrió
hasta llegar al mar y supo que no podía correr en el mar
y vivió años de su vida con pánico,
a esa niña defiendo de todos los engaños y del mal amor

Defiendo con la espada de Excalibur,
a mi corazón, porque de él emana la vida

Finalmente defiendo las hebras de mi pelo que caen
como semillas de islas por nacer

 

Para mi hermana peruana
Gloria Mendoza Borda, por la memoria 

 

EL POEMA DE LA RISA

 

I

La herida está en la página en blanco
no tengo duda que cada puñalada del lápiz
evidencia ese dolor

 

II

No me perdono haber herido con mi lengua tantas veces
a mi madre querida
quieres saber qué hice
le dije que hubiera deseado que me hubiera abortado
si alguno de mis hijos me dice palabras así
creo que me moriría de tristeza
como ella hizo

No me perdono haber matado a un hombre
el mejor hombre que tuve
pero como suele sucederme
creo que al otro lado de la verja hay cosas mejores
me ha tomado la vida darme cuenta
que al otro lado de la verja
hay un inmenso pantano de horrores
él me decía
por qué no quieres ser la mujer más bella del mundo
todavía hoy no sé la respuesta

No me perdono no querer ser la mujer más bella en el espejo
y me he hecho daño enfermando
escudriñando nuevas maneras de traicionarme a mí misma

 

III

 

Y ahora, ¿qué sucede después de tanta confesión tortuosa?
se va la culpa?
se me va el hambre?
en quién me convierto si ya mis pies son los de mi madre
si mi modo de caminar y no vestirme son los de mi madre
acaso quise ser mejor que ella y me convertí en su otra
hasta desprecié a los hombres

Qué sucede ahora
después de haber escrito y vivido y pensado
tanto dolor…
eso, ponerle tres puntos suspensivos al poema
y comenzar

 

IV

 

Un modo nuevo de caminar
un modo nuevo de creer en mí y no dudarme tanto
un modo nuevo de levantarme y reflejar una mejor
en el espejo

Concluyo el año de una pandemia y sigo viva
eso es bastante más de lo que pueden decir los muertos
he completado las tres Ces, Casa, Comida, Cama
me falta el hombre lo sé
me falta la mujer
la que he perdido

 

 

V

 

¿Y el poema?
mi mantra, mi guía, mi lugar de reposo
mi libertad profunda
mi alabanza perpetua

No recuerdo ninguna etapa de mi vida
sin el poema
fui la elegida, la médium, la sacerdotisa
se me fue dado conocer el poder en la palabra
fui elegida como la hija hereje
desde niña bajando las escaleras de tercer grado
de la clase de español
sentí una unción sobrenatural
ahí en aquel instante fui iluminada
yo vivía en el silencio
miraba el mundo de mis maestras y mis compañeros
y nada tenía yo que ver con aquello
mi etapa autista, aislada
mi etapa de psicosis, aislada
cómo salí de aquello?, no lo sé
salí?
aquí es donde echo una carcajada
también el poema se ríe, ah se ríe mucho
hasta se escribe el poema de la risa

 

 

PÁNICO

 

Hay una puerta abierta

el mar al fondo

no llega nadie a este bar burgués

no son ellos

es mi cara

es mi cuerpo ruso

es mi antiguo abandono

es esta soledad de mundo que me acuchilla

es Dios que está enfermo de mí

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

DE PIE ANTE EL MAR

 

tienen miedo

de mi muerte prematura

tengo miedo

pasé por la catedral

había una boda

todos vestían de negro

el mundo se volteó

los códigos del amor

se estremecieron

 

hay luto en Palestina

 

y aquí

a instantes antes de mi suicidio

ya no soy yo

acabo de morir

 

 

 

A GRITOS EL SILENCIO

 

A gritos el silencio taladró mis oídos / se metió en mis sueños / entró en mi estómago / subió hasta vomitarlo / lo hice saltar entre las líneas de esta página / utilicé palabras suicidas / y cuando quise mirar como mira el voyerista la composición de dos cuerpo entrándose uno en el otro / mi rostro se fue borrando / mi boca cosida desapareció / y el grito se lanzó al vacío.

(para Caneo Arguinzones Herrera)

 

 

 

Saluda la que ha traicionado

 

He traicionado al capullo, pero nunca a la flor
He traicionado la memoria de mis vivos, pero nunca la de mis muertos
He traicionado el corazón del poema, pero nunca la palabra
He traicionado la oruga, pero nunca al vuelo de la  mariposa
He traicionado a mi madre, conocí varias amantes de mi padre
He traicionado al amor, peor aún, a los comienzos del amor
He traicionado al anillo del dedo, las promesas,
las sábanas domesticadas
He traicionado la caricia de los hombres, pero mis manos, nunca
He traicionado mis apellidos, la presunción de las banderas,
el Dios de mis padres
He traicionado a mis hermanos de sangre que tanto odié
He traicionado la educación de mis mayores
He traicionado mi propia virginidad

No traicioné el gusto de mi lengua
No traicioné el deseo de mi vagina que como boca, llama
No traicioné mis 10 dedos que siempre han sabido caminar
No traicioné mi mano derecha para abrir las puertas clausuradas
ni mi mano izquierda, ni mi puño cerrado
No traicioné la noche, ni aquella madre con dos niños pidiendo
una moneda en la acera de Tetuán, Marruecos
No traicioné jamás las razas más sufridas de lo humano

Traicioné los paisajes heredados
Traicioné la sutileza de algún vientre
Traicioné el vestido más largo
Traicioné el lápiz labial, la vanidad de las mujeres
Traicioné la casa de mi madre

No traicioné al hombre de la silla ni dije su nombre
No traicioné el hueco santificado donde entierro a mis muertos
No traicioné la mesa de comedor de mi casa
quiso seguir conmigo más allá de las aguas
y de otras paredes duras

No traicionaré jamás la palabra juramentada en el poema
No traicionaré el amor de mis 50 años al corazón de un niño
que se robó mi tristeza
No traicionaré jamás mi nombre aunque cante tres veces el gallo
No traicionaré al que me dio asilo cuando estuve sin casa
en otras tierras
No traicionaré mi memoria con mi olvido
No traicionaré esta alegría de ser un animal triste
No traicionaré al pájaro que ronda entre mis páginas
No traicionaré al hombre ni a la mujer honesta
No traicionaré al mar ni a sus bestias, porque en él yacen mis ahogados

Pero he aquí que cierro las ventanas de mi casa y no quiero dormir
con seres que serán cadáveres
ni quiero mi cuerpo maloliente
ni tener que cambiar las piezas de mi cuarto
quiero estar tan sola como me dejen los libros
sola para caminar desnuda los pisos limpios de mi casa
sola para llamar a ese último hombre que me espera

He traicionado a la flor, pero nunca al capullo
porque como yo, la flor es un castigo

 

Gente de puños abiertos

 

Ah cómo te echo de menos hoy, a ti, a cualquiera, a quien sea,
a un sin nombre, a un bien nombrado, bajo, alto, conocedor, inconsciente

te echo de menos en pantalones o faldas, perfumado o maloliente despeinado, acicalado, aburrido, hablador, acomplejado, ignorante de sí, anarquista o sometido

te echo de menos desde tu muerte, tú que estás vivo, o vivo, tú que moriste mañana

te echo de menos si me miras o me ignoras, si me ves bajo este Dios o amando a Alá, si tienes hermanos o eres un hijo solitario, criminal o inocente, árabe o judío, anglosajón o latino

te echo de menos a ti siempre ausente, a ti ya ido hacia lugares amazonas, hacia desiertos como los hombres azules, a ti negro-amarillo-anaranjado, seres de la luna y del globo terráqueo

te echo de menos con vagina o pene o circuncidado o virgen, a ti que tienes un ojo ciego, a ti que no sabes que existo

Te echo de menos, gente de puños abiertos, Humanidad.

 

Texto para la campaña contra el racismo
julio 2020

 

 

 

 

CONCIERTO EN 9 MOVIMIENTOS

 

I

 

Tratando de encontrar la ecuación
vivo largas horas en la madrugada
sin entender
calculando
un registro de vida
en vanos inventarios
entre hombres y casas
niños creciendo

Libros que apenas alcanza mi vista para leer
tratando de lograr esta ecuación
esta maqueta de vida que soy

Durmiendo

Despierta

Desligando

Enhebrando nudos
que insisto en no romper

Ay, Madre
te me fuiste a destiempo
antes de entender que llegaría a ser tú

No he logrado entender la ecuación
los días y las noches
y este vivir
demasiado en paz

 

II

 

Qué más puedo hacer con mis manos
solo este terrible oficio de escribirme
para salir de mí misma
y entrar a mí misma
simulando

ser

otra

 

III

 

Entrar y salir
como entra un hombre y otro
la dulce experiencia
de siempre estar

Equivocada

 

IV

 

Hija mía
No importa cuántas veces te vea
siempre te extraño

El desgarramiento
de no tener lo que más amo
conmigo
siempre

V

 

Es como si hubiera estado en prisión
y acabara de salir
todo este escarbar es para decir
que no aprendí la ecuación del vivir

 

VI

 

No magnifiques
desde la montaña aquella
donde piensas
todo a lo lejos es tan pequeño

 

VII

 

Víctor
también nos fuimos a destiempo

 

VIII

 

Déjenme esconderme
no es fácil esto de pensar
tarea inconsecuente
pero inevitable
si te llamas Mairym Cruz-Bernal

 

IX

 

Estoy de espaldas a la noche
despierta esta madrugada
por extrañas fuerzas
que vienen a anunciar

Soy una membrana
que recibe

A lo lejos alguien toce
un auto va ligero
y una niña duerme

Y yo
que he sido expulsada del paraíso
saco la pluma negra
que viola la página
y presiento la noche
tenebrosa
tras las puertas de cristal
que dan para el mundo.

 

30 de agosto, 2020

 

 

1 Comment

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *