MARY RUEFLE nació a las afueras de Pittsburgh, Pensilvania, en 1952. Ensayista, cuentista y poeta, en esta última faceta ha publicado, entre otros, Memling’s Veil (1982); The Adamant (1989); Cold Pluto (1996); Apparition Hill (2002); Indeed I Was Pleased with the World (2007); Trances of the Blast (2013); My Private Property (2016) y Dunce (2019). Ha sido galardonada con premios como el William Carlos Williams Award (2011) y el Robert Creeley Award (2014). Vive en Vermont.
LA MANO
La maestra hace una pregunta.
Tú conoces la respuesta, sospechas
que eres la única en la clase
que conoce la respuesta, porque eres
la persona a quien se refiere, y en ese aspecto
eres la mayor autoridad viva,
pero no levantas la mano.
Levantas la tapa de tu pupitre
y sacas una manzana.
Miras por la ventana.
No levantas la mano y hay
cierta belleza esencial en tus dedos,
que ni siquiera tamborilean, sino que permanecen
quietos y tranquilos.
La maestra repite la pregunta.
Al otro lado de la ventana, en una rama que sobresale,
un petirrojo encrespa las plumas
y ya se siente la primavera.
THE HAND
The teacher asks a question.
You know the answer, you suspect
you are the only one in the classroom
who knows the answer, because the person
in question is yourself, and on that
you are the greatest living authority,
but you don’t raise your hand.
You raise the top of your desk
and take out an apple.
You look out the window.
You don’t raise your hand and there is
some essential beauty in your fingers,
which aren’t even drumming, but lie
flat and peaceful.
The teacher repeats the question.
Outside the window, on an overhanging branch,
a robin is ruffling its feathers
and spring is in the air.