
Misterios del abismo
Hay pozos insondables
dentro del alma.
Herberth Contreras
El alma contiene lo que no contiene
el
más
allá
si acaso existe el más allá.
Alma y vida
comen en la misma mesa
como poema y dolor
firman pactos y treguas
para que las palabras lloren
al chocar contra los trenes
que se marchan
para
no
volver.
Cuando le encontré el clítoris al abismo
se resolvieron mis acertijos,
sin embargo, todas las mañanas
asomo mi rostro donde murió Narciso
y le pregunto:
¿Dónde
está
tu
alma?
¿Acaso en el pozo donde nadábamos
cuando éramos titanes y no le temíamos al mar?
La filosofía del profeta
I
Pensar en filosofía
es pensar más allá de las letras.
los átomos
la vida
la muerte
y mi nombre mismo.
II
Es pensar en el agua
donde nadaban los profetas
cuando fueron peces
y no sabían utilizar el lápiz
ni mucho menos el papel.
II
Es abrir la mente
más allá de lo infinito
para crear estrofas
que no den respuestas,
sino preguntas
para interrogar a Dios.
¿PAZ?
¿Existe la paz?
Se preguntaron mis palabras
antes de ser silenciadas
Busco y busco
en el diccionario del cielo
para encontrar la palabra
que dé fin a las guerras.
¿Acaso somos ángeles y demonios?
“En el fondo sonó un disparo
y el papel donde escribía
menstruó por todo el planeta”
CONSEJOS SIN NOMBRE
Dejar de sentir
es coserse el alma en un billete.
Nunca te metas al mar cuando haya olas
dijo la ballena, antes de sumergirse.
¿Por qué tienes miedo?
Preguntó el mar, antes de perderse en la arena.
Nunca calles cuando el espejo se quiebre
dijo el día, antes de convertirse en grillo.
¿Por qué tiemblas?
Preguntó Dios, antes de comprender mi dolor
y convertirse en palabra.
La tierra del labriego
Mi abuela me contaba que antes,
en tiempos de oro, no mataban mujeres.
Vivir en un suelo que no conoce el ruido de los tanques,
bajo un cielo que no sabe qué es un misil,
con unas montañas que bajan para darnos de comer
dicen los versos de José María Zonta,
pero yo me siento en la tierra
que aprendió a hablar del silencio
o el silencio aprendió a hablar de ella
para darnos a beber cervezas “pura vida”.
Despierto con el sol en mi frente
duermo con la luna en mi garganta
respiro la blancura de mi pecho
y me ahogo con el aire de esta Suiza.
Vivo en Costa Pobre
o Costa Pobre vive de mí
dispuesta a llenar de mitos
la canasta básica de los indígenas
los impuestos de los labriegos
y el pago del seguro de los sencillos
que murieron de COVID-19
sin salir de sus casas.
Olimpiada de amor
Los dioses corren la cortina
que tapaba la herida
y yo solo siento a mi pecho
interactuar con el plomo.
No sé si estoy soñando
solo sé el significado del amor
derramado por las estrías del vientre.
Me volví a enamorar,
pero esta vez
de las cicatrices del rostro
que ya no necesita maquillaje.
Ritual a Marte
Ave Caesar, morituri te salutant
(Ave César, los que van a morir te saludan).
Mojo mis dedos en alcohol
para iniciar el espectáculo:
*
*
*
muere la primera letra
por falta de un cargador.
*
*
*
Continúa la batalla
fallece una estrofa
picada por una mantarraya
de especie rima.
*
*
*
Viene el tercer muerto
el poema
por falta de críticas
y exceso de halagos.
*
Todos los cadáveres son lanzados al mar
*
termina la naumaquia
*
y comienza el ritual a Marte.
Ya no pidas perdón
Ruego no tener que pedirle permiso a mi esposo y perdón a Dios.
Ruego no verme obligada a pedir el respeto que merezco y recibirlo de todas maneras.
Sobre todo, ruego dejar de rogar y que se termine el: “por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.”
Jennifer Rojas
Se me dañó la tecla borrar;
ya no quiero borrar el dolor
el olvido
los castigos
ni la sangre
que hoy me bebo por las noches
al recordarte
hecha un nudo entre las sábanas
pidiéndole perdón a Dios
por haber parido un poeta.